lunes, 8 de noviembre de 2010

Mi triste final

Que envidia con las almohadas que cubren tu cuerpo,
con esas sabanas que calman tu frío
que envidia con aquellos que por lo menos les contestas,
y no reciben la cruel dosis del desprecio y de indiferencia.

Dichoso el rayo de luz de la mañana,
el cual entra por tu ventana
ese que acaricia tu rostro y cambia tu gesto
dichoso aquel que robe tus sueños,
y en el cual deposites tus esperanzas.

Que no daría yo por un solo minuto de tu tiempo,
o sesenta segundos de tu vida,
aunque fueran para recibir una despedida,
o una frase de comprensiva.

Me siento pobre no solo por no poseer riquezas materiales,
sino por no saber como llenar este vació
me siento triste no por ver apagada mi sonrisa,
sino por no poder darle un brillo a la tuya.
Y hoy con estas lineas me despido, para no hacer más grande mi sufrimiento
ni más complicado el olvido

Carlos Prendiz Espinoza